Yo nunca había visto gente que se entendiera musicalmente tan bien entre sí, y eso fue lo que nos permitió crecer y pasar de ser unos escuálidos chihuahuas a convertirnos en caninos con más carácter.
Las invitaciones a tocar no se dieron a esperar. La perrera para ese entonces tocaría en edificios abandonados, en cabarets, garages y chatarrerías. Pero por algo sería que tocábamos de manera tan seguida, seguro que si fuéramos malos no hubiéramos pasado de ahí.
Siglo XX, Autogestión era nuestro primer apellido, como debía ser si éramos una banda de punk. Tal vez lo que voy a decir no esté bien, pero quien lo lea será libre de borrarlo de su memoria si no esta de acuerdo. Para ese entonces, final y comienzo de siglo, en Pereira existían bastantes grupos de rock y todos sus sub-géneros, pero el rock irreverente que sacudiría muchos cerebros estaba aterrizando en la ciudad con La perrera.